
La Policía no logró disuadir a la muchedumbre, que iba armada con armas de fuego, cuchillos y hachas. "Estábamos desamparados. No pudimos hacer nada", dijo el jefe de la policía de Bougainville, el inspector Herman Birengka que calificó las muertes de acto "bárbaro y absurdo".