Hoy día la técnica más establecida para dar seguimiento a productos en toda la cadena de producción y venta son los ubicuos códigos de barra, sin embargo por años ha habido un competidor que ofrece todo tipo de ventajas, los chips RFID, pero hasta ahora aunque son de relativo bajo costo, no han podido competir contra los códigos de barra.
Para los que no sepan, un chip RFID (Radio-Frequency IDentification) es básicamente una etiqueta electrónica de tamaño ultra-fino, que se puede adherir a cualquier producto (desde una camisa hasta un celular, o desde una caja de zapatos hasta un contenedor para un barco), y que tiene la particularidad de tener un código único.
Existen RFID activos (que requieren una fuente de energía, y son los menos utilizados) y pasivos, que no requieren fuente de energía. Estos chips RFID pasivos utilizan la tecnología NFC (Near-Field Communications – que lentamente se está abriendo camino en celulares, en particular para el tema de pago electrónico) para transmitir su código a un lector.
Lo genial de los chips RFID pasivos es que obtienen su energía directamente de las ondas electromagnéticas del mismo lector, por inducción, lo que los hace más baratos.
Con la tecnología NFC, estos chips entonces se leen de forma inalámbrica (y a corta distancia), sin necesidad de tener un lector láser que tenga contacto visual con la mercancía de la cual se desee llevar un inventario.
Eso significa por ejemplo que fábricas pueden ser mucho más eficientes a la hora de inventariar y mover mercancía. Pero también esto significa que el mismo chip se puede utilizar como media anti-robo en tiendas al detalle, ya que se puede colocar un lector en la puerta del establecimiento, y si pasa un producto con unos de estos chips que emite un código no pagado, se suena una alarma.
Pues la noticia de hoy se trata de que un grupo de investigadores franceses han inventado una forma de literalmente “imprimir” estos chips sobre papel corriente.
La técnica consiste en utilizar aluminio como “tinta” para los circuitos RFID, e imprimir esta tinta sobre papel. Esto es mucho más barato que utilizar cobre o plata, y según los inventores esto reducirá el costo de estos chips en un 80%, lo que muy bien podría implicar una masificación de la tecnología a escala global.