¿Estamos evangelizando correctamente?


Greg Steir escribió un artículo para la página “Church Leaders” en el cual señala que con demasiada frecuencia, muchos de nosotros tenemos una opinión negativa de la palabra evangelismo. Lamentablemente, la práctica de 2,000 años de la evangelización viene acompañada de un equipaje (es decir, la Inquisición, la quema de herejes en la hoguera, Jim Jones, etc).
Jesús mismo modeló el estilo correcto de la evangelización, que es en partes iguales extraño y temible, empapado de amor y valentía. Él encargó a sus discípulos que fueran por todo el mundo y predicaran el evangelio. El bastón de mando de esa responsabilidad se ha transmitido de generación a generación de creyentes, y ahora está firmemente en nuestras manos. Es nuestro turno para correr con ella. Pero debemos hacerlo con el ojo puesto hacia el cambio de perspectiva de la gente de una evangelización de manipulación desagradable, a una paciente, poderosa y persuasiva.
Razones por las cuales, según Steir, debemos renombrar el evangelismo:
1. Los cristianos estamos llamados a ser las personas de las buenas noticias, no de malas noticias. Cuando evangelizamos, tenemos que hacerlo con una sonrisa en nuestro rostro y un brillo en los ojos. Es como tener el privilegio de decirle a un amigo que el billete de lotería que había comprado fue el gran ganador o, compartir con un familiar plagado de cáncer que los científicos han descubierto la cura. El evangelismo bíblico huele a excitación sin aliento y alegría, no juzga, ni frunce la cara amenazante.
2. Demasiado a menudo, pensamos en Billy Graham, Franklin Graham, Luis Palau y otros evangelistas como los cristianos más calificados para hacer el trabajo de evangelización. Sin embargo, el cambio de nombre de la evangelización comienza cuando se mueve de los profesionales a las personas comunes. Cuando el evangelio comienza a propagarse como un contagio no es, justamente cuando otro festival evangelístico llega a la ciudad, sino cuando los Juanes y Juanas de todos los días llevan la buena noticia a su familia, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, y compañeros de clase. Renombrar la palabra evangelización implica que debemos poner el trabajo de lleno en las manos de “el cristiano promedio”.
3. Dios se arrodilló en el lodo para soplar dentro de la nariz de Adán el aliento de vida. La primera cosa que Adán ve cuando se despierta es la sonrisa, y la cara de su Creador. Dios, entonces realiza una cirugía en Adán y su costilla se transforma en su novia. Dios tomó barro y sangre para crear a Adán y a Eva. Entonces la humanidad se rebeló y rompió el corazón de Dios, provocando la ruptura de la relación. Pero Jesús, el amante de nuestras almas, no pudo ser persuadido. Se ensució nuevamente para venir a esta tierra y nacer en un comedero de animales en un establo maloliente. Se levantó con sangre de nuevo, pero esta vez, con su propia sangre, no la de Adán. Jesús murió para restaurar la relación rota. Esta historia de amor es una de romance (caminar de la mano en el jardín con la brisa fresca del día), rupturas (de haber sido expulsado del jardín), el sacrificio, la entrega y, por supuesto, el final “y vivieron felices para siempre”.
Renombrar la palabra evangelización tiene que suceder, porque con demasiada frecuencia los cristianos han comunicado un “evangelio” que ha sido más acerca de las reglas, que de la posibilidad de una relación restaurada por la fe en Jesucristo (Tito 3:5).
4. El objetivo de la evangelización bíblica es involucrar a los perdidos, no enfurecerlos. Esto es a lo que el Apóstol Pablo quería llegar cuando le escribió a Timoteo, “Y el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino que debe ser amable con todos, apto para enseñar, no resentidos. Los opositores deben ser cuidadosamente instruidos, con la esperanza de que Dios les guíe al arrepentimiento y a un conocimiento de la verdad, y que esto vendrá a través de sus sentidos y escaparán de la trampa del diablo, que los tiene cautivos, sumisos a hacer su voluntad (2 Timoteo 2:24-26). Él le recordó a Timoteo que no se trataba de ganar una discusión, sino de cortejar un alma para Cristo.
5. La evangelización es el portal a través del cual compartimos la persona de Jesús con los demás, quien es la solución a las necesidades más profundas del alma humana. Debemos hacer todo lo necesario para que se refieran a la evangelización como una buena noticia en un mundo malo, como la luz en medio de la oscuridad, como la paz en un mundo de caos.
Renombrar la palabra “evangelismo” no se inicia con una campaña o un producto comercial. Todo comienza con usted y yo, con amor, con cuidado, en sus relaciones, sin descanso de compartir las buenas nuevas con aquellos que estén a nuestro alcance.