El voto tan decididamente a favor fue inesperado y representa el regreso espectacular de Qnexa y de su fabricante, el laboratorio Vivus. Es que en 2010 el mismo comité asesor, con una composición algo diferente, había recomendado la no aprobación de Qnexa por 10 votos contra 6, y la FDA entonces prohibió la droga.
Algunos de los miembros del comité que se habían opuesto la última vez dijeron que les garantizaron que se tomarían medidas para minimizar los riesgos. También parecieron convencidos por la opinión de Vivus y especialistas que testificaron en la audiencia: que la obesidad causa problemas de salud y que hay una necesidad apremiante de tratamientos .
“Hay una necesidad urgente de opciones farmacológicas mejores para los pacientes”, señaló Elaine Morrato, profesora auxiliar de la Universidad de Colorado, que cambió su voto de 2010. “Pienso que Qnexa evidenció un beneficio y que existen consecuencias en caso de no tratar la obesidad”.
Se espera que la FDA se expida sobre el Qnexa antes del 17 de abril. En general sigue la recomendación de sus asesores. Aunque en 2011 había rechazado otra droga contra la obesidad que había sido aprobada por el comité asesor.
La FDA es tradicionalmente cauta respecto de las píldoras para adelgazar debido a cuestiones de seguridad previas, como el daño cardiovascular ocasionado por un componente de la combinación de fentermina y fenfluramina, conocido como “Fen/fen”. Con un tercio de la población de EE.UU. obesa y otro tercio con sobrepeso, la droga contra la obesidad podría ser tomada por millones de personas, incluso por quienes sólo desean perder unos pocos kilos.
La única droga para adelgazar con venta bajo receta indicada para uso prolongado es Xenical, de Roche, aprobada en 1999 pero rara vez recetada debido a su efectividad limitada y a sus efectos colaterales no deseados.
Qnexa es una combinación de dos drogas: el supresor del apetito fentermina y el topiramato, fármaco para tratar la epilepsia y prevenir las migrañas, también conocido por su nombre comercial Topamax. El uso de Qnexa llevó a una pérdida promedio de un 10% del peso corporal al cabo de un año , aunque algo de ese peso se recuperó durante los segundos 12 meses. También pareció tener efectos positivos en la presión arterial y el azúcar en sangre, y en la calidad de vida. Pero también aumentó la frecuencia cardíaca .