La resolución del Parlamento contra Israel se enmarca en la batalla por el control del futuro gobierno de El Cairo

Pulso entre los islamistas y la junta militar en Egipto 

La aprobación el pasado lunes de una resolución en el Parlamento egipcio que exige al Gobierno la revisión de los acuerdos con Israel, ha desatado las alarmas de los que ven en los nuevos representantes islamistas egipcios una amenaza para el statu quo de la región.

A pesar de los cambios, Egipto continúa siendo un mediador importante en el conflicto entre árabes e israelíes -un alto el fuego negociado por El Cairo entró en vigor este martes entre el Estado hebreo y las milicias de Gaza-, y el rechazo del Parlamento a Israel, advierten los analistas, también tiene una lectura interna.
En plena crisis con Estados Unidos por el caso de las ONG extranjeras, que ha llevado las relaciones entre ambos países a su punto más bajo en décadas, el Parlamento egipcio califica ahora a Israel como el «enemigo número uno» del país, y exige la retirada del embajador hebreo de El Cairo. Egipto fue el primer firmante de un tratado de paz con Israel y, según los acuerdos de Camp David, el Ejército egipcio recibe cada año 1.300 millones de dólares para mantener esa estabilidad.

La opinión es común en la región de que el marco legal de Camp David y el triángulo EE.UU.-Israel-Egipto han ayudado a imponer la postura israelí en la región en detrimento de los derechos de los palestinos.

El pasado domingo, el Parlamento egipcio, dominado en un 70% por islamistas, sugirió que habría que poner fin a esa ayuda millonaria, que coarta la independencia del país. Washington ya había amenazado antes con cerrar el grifo si no se respetaban los derechos humanos en el caso de las ONG, que afecta a 19 estadounidenses.

El pulso del Parlamento a la junta militar con esta iniciativa es evidente, especialmente ahora que la Cámara de Representantes exige al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas que le permita formar un gobierno que emane del hemiciclo y que sustituya al Ejecutivo interino impuesto por el Ejército. La junta militar se niega, por ahora.

En clave interna
Pero tanto el asunto de la ayuda como el de los acuerdos con Israel podría ser simplemente un «mensaje enviado a sus votantes», señala el analista Yusri Azzabewy, del Centro Al Ahram de Estudios Estratégicos y Políticos. «Los islamistas, para reafirmar a sus votantes, quieren hacer ver que van a cambiar todo, las relaciones con Israel, con los países del Golfo, con Irán, pero es puro populismo, sólo hablan para los medios de comunicación y sus bases. El día que estén en el Gobierno no lo harán», señala el experto.

El nuevo Parlamento, controlado por los Hermanos Musulmanes y por los salafistas de Al Nur, «tiene una actitud difícil», señala Azzabewy, «y está planteando problema tras problema para muchos sectores, por las salidas de tono que se escuchan en la Cámara Baja».

Pero es difícil que la situación con los países vecinos cambie, porque el Ejército seguirá siendo un actor principal de la relación entre Israel y Egipto, «y eso no va a cambiar», añade el analista. Muchos en Egipto querrían una nueva relación con Israel basada en los derechos de los palestinos, reconoce Azzabewy, «pero nadie quiere una nueva guerra, eso está muy claro».