El congresista y pastor Marco Feliciano, declaró en su blog que “los fascistas quieren expulsar a Dios de Brasil”. Dichas declaraciones, las hizo pública Feliciano en su bitácora, refiriéndose a los acontecimientos recientes, relacionados con el gobierno y los evangélicos.
Feliciano, cuestionó las recientes declaraciones del Jefe del Estado Mayor, el ex ministro José Dirceu, quien atacó a los evangélicos, por lo que denunció dicho ataque como “la dictadura gay, que tiene, sin lugar a dudas el apoyo de la izquierda del Partido del Trabajo”.
El Partido Social Cristiano de Brasil, se ha opuesto a una serie de medidas propuestas por el gobierno de su presidenta Dilma Rousseff, quien contradice la fe cristiana.
A pesar de su partido, el PSC, es la base de poder, que se ha posicionado en contra contantemente una serie de medidas y propuestas del gobierno de Dilma contradecir la fe cristiana.
Feliciano, también criticó la demanda presentada por la Liga de Lesbianas en Brasil que al final logró que se desapareciera todo tipo de crucifijos y otros símbolos religiosos de los espacios públicos en Rio Grande do Sul.
Para el diputado, la situación es bastante grave y requiere una respuesta porque, para él, los homosexuales militantes son una minoría “que, bajo un camuflaje de persecución, pueden tratar de imponer su estilo de vida promiscuo y sus pensamientos anti-familia contra las buenas costumbres”.
La preocupación de Feliciano, se justifica por la serie de acciones coordinadas que ocurren en diferentes partes de Brasil, siempre poniendo en duda la seriedad de los pastores e iglesias evangélicas. Y lo más importante, es claro el apoyo para el activismo gay en Brasil, por lo que denunció, que esta promoción del homosexualismo “está siendo apoyado con fondos públicos. Mucho dinero se ha invertido en este tema, y todo en nombre de un colectivo para desparecer la homofobia nacional, que no existe”.
El cuestionamiento del ministro, que es uno de los más activos en el Frente Parlamentario Evangélico, es sobre el futuro del país, ya que, en su opinión, la sociedad brasileña “vive a causa de lo que piensan y cómo actúan los artísticos medios de comunicación de clase”.
Feliciano, dij que la anti-religión en Brasil es una obra de “fascistas” e hizo un llamamiento al sentido de los brasileños a no dejarse engañar.
Recientemente, el congresista utilizó la tribuna de la Cámara para defender los cargos contra el pastor Silas Malafaia, a quien se le acusó de homofóbico por predicar contra el homosexualismo, y exhortó al gobierno a prestar atención al caso del pastor evangélico iraní Yousef Nadarkhani, que puede morir por su fe en Cristo. Al final de su texto, instó: “¿Qué viene ahora? ¡Qué Dios nos ayude! Y que nos ayude pronto, antes que estos fascistas, expulsen a Dios de la nación brasileña”