La Red rusa está que trina estos días debido a un escándalo que ha salpicado a un acuario de la capital rusa. Resulta que la entidad anuló una de las excursiones por sus instalaciones cuando supo que estaría integrada por niños autistas. La noticia saltó a la red después de que una de las madres de los pequeños ‘rechazados’, Yana Waldberg, compartiera la historia en su perfil de Facebook.
La administración de la escuela de Moscú para niños autistas se dirigió al acuario, ubicado en los alrededores de la capital, para reservar una excursión para sus alumnos. Planeaba realizarla a finales de marzo, durante las vacaciones tradicionales de primavera de los colegios rusos, y para evitar contratiempos hizo la reserva con mucha antelación, a principios de 2012.
En principio todo parecía ir normal: la escuela se lo anunció a los alumnos, formó los grupos, de 8 niños cada uno (irían acompañados por sus padres y varios maestros) y fijó las fechas. Según Waldberg, para los niños aquello fue una gran noticia: se preparaban para 'zambullirse' en aquella experiencia, dibujaban peces y esperaban el evento con mucha impaciencia.
Sin embargo, unos días antes de las fechas previstas, el colegio se puso en contacto con el acuario para confirmar los días y conocer detalles del prepago. En su conversación telefónica con el museo acuático, la maestra que llamó mencionó que los niños son autistas, a lo que la empleada le preguntó: “¿Y eso qué es? ¿Qué hacen?”. La maestra se lo explicó en dos palabras y dijo que si necesitaba más información, podía consultar con Internet.
La empleada repuso que debía hablar con su jefe y al retomar la conversación respondió: “No, no es posible. A los visitantes no les gusta ver a los minusválidos, les causa lástima”. Cuando la profesora dijo que tenían una reserva hecha y que los niños estaban esperando con ansia esta visita, el acuario le propuso que vinieran todos a la vez un día que no fuera laborable para el acuario “para que nadie los viera”, relata Waldberg.
La noticia ha generado cientos de comentarios. Medios locales se dirigieron a la administración del acuario, que esgrimió que a los niños se les propuso venir otro día por su propio bien. “Eran vacaciones, teníamos poco aire aquí dentro. Ya sufrimos un incidente, cuando una persona discapacitada perdió la conciencia debido al aire viciado. Siempre pedimos a la gente con discapacidad que venga a las 8 o 9 de la mañana, mientras que, según nuestro horario normal, abrimos a las 10”, se justificó el director del museo, Gevorg Grigorián.
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