Europa se enfrenta a la amenaza de la islamización

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Los brotes de violencia provocados por los inmigrantes musulmanes en algunos países de la UE pueden tener múltiples consecuencias negativas, desde el renacimiento del nazismo y la división de la sociedad hasta una abierta confrontación interétnica.

Los expertos coinciden en que Europa se encuentra en un callejón sin salida.
El brutal asesinato del soldado británico en Londres, el atentado contra un militar francés en París y los disturbios callejeros en Suecia avivaron la discusión en la prensa europea y mundial en torno a los problemas de los inmigrantes y la amenaza de la islamización de Europa.
La islamización de Europa es más mito que realidad, según el profesor del Instituto de Estudios Políticos de Aix-en-Provence, director del centro de estudios de religiones Observatoire du Religieux, y autor del libro El mito de la islamización, Raphaël Liogier. El experto no cree en las supuestas amenazas provenientes de Oriente. Sostiene que el problema radica en que Europa, un continente envejecido, teme perder su identidad nacional y empiezan a buscar a los que pueden amenazar a esta identidad. Surge la necesidad de personificar a los "responsables" y este papel lo desempeñan los musulmanes. Por otro lado, los musulmanes se sienten marginados y luchan contra la sociedad, que restringe sus posibilidades.
El presidente del Instituto de Estrategia Nacional, Mijaíl Rémizov, no comparte la opinion del científico galo en cuanto a la inexistencia de la amenaza proveniente de las comunidades de inmigrantes musulmanes aunque reconoce que éstos últimos se tienen que enfrentar a muchas dificultades:
—Los inmigrantes son personas que están en una situación difícil. Muchos de ellos son, de hecho, refugiados económicos y se ven rechazados por la sociedad del país donde pretenden buscar una situación mejor. También ellos rechazan a esta sociedad que les resulta ajena e incomprensible. Es el motivo por el que se muestran hostiles hacia esta sociedad, que en esta situación se convierte en un caldo de cultivo de los procesos de radicalización religiosa.
El problema de inmigración en Europa surgió ya en los años 1970, señala el experto ruso Alexéi Malashenko. Pero hasta hace poco no era un problema tan palpitante y agudo como ahora. Las autoridades europeas creían que su sociedad era capaz de absorber a los inmigrantes. Nadie se podía imaginar que los flujos migratorios que cada día llegan a Europa serían un problema constante. Para gestionar la inmigración se propusieron varias estrategias: la asimilación, la integración y el tan mentado multiculturalismo. Pero todos los intentos fracasaron, asegura Malashenko apuntando que los inmigrantes musulmanes siguen creando problemas en toda Europa:
—Ahora se habla mucho de que dentro de la comunidad inmigrante se está gestando una nueva forma del terrorismo, que es el terrorismo individual. Es un fenómeno extremadamente peligroso. Pero hay que tener en cuenta que además del extremismo, la fuente de agresividad radica en la precariedad de la vida de los inmigrantes. Es decir, tienen muchos motivos personales para realizar un atentado aunque se le dé un sentido religioso.
La paulatina radicalización de los inmigrantes contribuirá a que el rechazo mutuo entre las comunidades musulmanas y la sociedades europeas siga creciendo provocando profundos conflictos dentro de éstas últimas. Sin embargo, los expertos indican que sería incorrecto pensar en una Europa indefensa sometida por las huestes musulmanas. El vicedirector del Instituto de Europa de la Academia rusa de Ciencias, Alexéi Gromiko, recuerda que la historia europea es una historia de violencia, y en los últimos años muchos de los países de la UE estuvieron dispuestos a usar fuerza en diferentes regiones del mundo:
—Si los brotes de violencia provocados por los inmigrantes se intensifican, Europa se acordará de su innata beligerancia. Aunque está claro que será un camino que no llevará a ningún sitio.
Basta con repasar la historia de la primera mitad del siglo XX para darse cuenta que la violencia en Europa puede llegar a un punto que amenaza la misma existencia de la propia civilización europea.