EEUU: Las instalaciones nucleares más reservadas de la Guerra Fría

Un video del interior de las instalaciones nucleares más reservadas de la Guerra Fría ha sido publicado por el Laboratorio Nacional de Los Álamos, en Nuevo México, mostrando uno de los lugares más secretos y macabros de EE.UU.


Durante décadas estas bóvedas se utilizaban para almacenar componentes de armas nucleares, pero la instalación ha sido ahora desclasificada.
La Guerra Fría fue posiblemente el único enfrentamiento entre potencias cuyo desenlace no contemplaba la victoria de una de las partes, sino la posible aniquilación de la humanidad.
Las instalaciones de Los Álamos, cuna de la bomba nuclear, fueron fundamentales en la historia del proyecto Manhattan, surgido al calor de Segunda Guerra Mundial para desarrollar la primera bomba atómica. Algunos de sus secretos, ahora al descubierto, fueron pagados con la libertad e incluso con la muerte de varios espías soviéticos que lograron acceder a ellos.

La Bóveda de Cañón


La Bóveda de Cañon es es uno de esos secretos. Se encuentra en el cañón de Los Alamos en un lugar conocido como Área Técnica 41. Construido entre 1948 y 1949, podría pasar por un taller de reparación de coches. Sin embargo, la entrada en esta zona pasa por un perímetro de seguridad con una torre de vigilancia de vidrio, a prueba de balas y con troneras.


Fue aquí donde se almacenaban los materiales para la fabricación de las primeras bombas atómicas durante los primeros años de la Guerra Fría. Más tarde, la Bóveda del Cañón se utilizó para almacenar materiales y componentes fusibles para las armas termonucleares en fase de desarrollo, para después, una vez ensamblados e instalados en armas, ser sometidos a ensayos en el Océano Pacífico o en el polígono en Nevada.

Sin embargo, la Bóveda del Cañón sirvió no sólo para almacenar materiales destinados a la fabricación de armas. También se utilizó para la investigación pura, como el trabajo que llevó al descubrimiento del neutrino, que mereció el Premio Nobel de Física.

El video fue publicado como parte de la celebración del 70 aniversario del Laboratorio de Los Álamos.
RT