El papa Francisco ha subrayado que no pretende juzgar a los homosexuales pero, sin embargo, se ha mostrado contrario al llamado 'lobby' gay, una red de influyentes prelados homosexuales.
"En un 'lobby' no todos son buenos, pero si una persona es gay, busca al Señor y tiene buena voluntad. ¿Quién soy yo para juzgarla?", afirmó el pontífice en una rueda de prensa improvisada y celebrada a bordo del avión que lo llevaba de regreso a Roma desde Río de Janeiro. Así, Francisco recordó que el catecismo de la Iglesia católica explica y dice que no se debe marginar a los homosexuales y que estos deben ser integrados en la sociedad.
El papa se mostró sincero y no esquivó ninguna pregunta en la conferencia de prensa. Cuando le pidieron hacer declaraciones sobre las denuncias de una revista italiana que aseguraba que uno de sus monseñores de confianza mantuvo una agitada relación homosexual con un oficial de la Guardia Suiza, el pontífice dijo que investigó el caso y que no encontró nada que confirmara esas acusaciones. Subrayó también que los clérigos homosexuales deben ser perdonados y sus pecados olvidados.
Por otro lado, el pontífice se manifestó a favor de un mayor papel de las mujeres dentro de la Iglesia, pero rechazó rotundamente su ordenación como sacerdotisas. "Esa puerta está cerrada", aseveró. No obstante, sí reconoció que "no se puede imaginar una Iglesia sin mujeres activas".
El papa estuvo en Río de Janeiro del 22 al 28 de julio con motivo de las Jornadas Mundiales de la Juventud.
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