Que las fuerzas del mal están desatadas por doquier, es evidente. Que se está llegando a límites inimaginables en la persecución a todo lo religioso, incluyendo signos, personas y lugares sagrados, a pocos ya sorprende.
Que todo esto y mucho más está, siglos hace, dicho, anunciado y profetizado en la S.E. lo saben la mayor parte de los lectores de la Biblia.
Que alguien perciba estos eventos, como señal premonitora del fin de los tiempos, me da la impresión que es una minoría dentro y fuera de la Iglesia católica. Lea y opine cada uno, sobre el evento reciente en un país católico, Chile, al tiempo de la JMJ en Brasil. Copio literalmente la noticia: “El diario El Mercurio de la capital trasandina en su edición impresa del día 26 indicó que la furia e intolerancia de un grupo abortista se desató pasadas las 21:00 hs. de ayer en la Catedral Metropolitana, cuando el Arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, presidía una misa para conmemorar los 452 años de la Iglesia Capital! ina.El oficio religioso, al que también asistía la alcaldesa de Santiago, Carolina Tohá, transcurrió con normalidad durante 45 minutos. De pronto, cien “bárbaros” ingresaron al templo, interrumpieron lamisa,comenzando a agitar pancartas y gritar consignas a favor del aborto. Monseñor Ezzati y fieles miraban estupefactos, mientras los vándalos saltaban sobre los altares, vociferaban, rayaban la Catedral y destruían un confesionario y otros objetos religiosos. El incidente se tornó aún más delicado, cuando algunos sacaron bancas del templo con la intención de quemarlas, cual barricada, en plena Plaza de Armas. A esas alturas, los fieles optaron por retirarse no sin antes criticar la ‘falta de respeto’ de los revoltosos”. A la noticia acompañan fotografías con grandes pintadas blasfemas contra Dios. No añado comentario alguno, para que cada lector, de la condición religiosa que sea, saque su propia conclusión.