Mientras ignora a los cristianos asesinados en países islámicos, el Papa denuncia la “indiferencia” del mundo ante la inmigración ilegal

Ni una palabra dedicada a condenar los asesinatos de cristianos en países islámicos. Ni una palabra contra los gobiernos africanos que lapidan las ayudas internacionales.

Ni una palabra contra la islamización de Europa como consecuencia de una inmigración galopante e inducida por los propios gobiernos europeos. Ni una palabra relacionada con la decadencia en Europa de una Cristiandad entreguista y enferma.
El Papa Francisco ha denunciado hoy la “globalización de la indiferencia” que hace que el hombre no se sienta responsable de las muertes de los inmigrantes indocumentados que pierden la vida en las travesías buscando un futuro mejor y ha hecho un llamamiento para que hechos como esos no se vuelvan a repetir.

“Inmigrantes muertos en el mar, en esas barcas que en vez de ser una vía de esperanza se convirtieron en un camino de muerte. He conocido la noticia (la muerte de siete norteafricanos cuando trataban de llegar a las costas italianas encaramados a las nasas de un pesquero tunecino, que fueron cortadas por los tripulantes) que por desgracia tantas veces se ha repetido y que se me ha clavado como una espina en el corazón”, ha dicho el Papa en la homilía de la misa que celebra en la isla italiana de Lampedusa.
Francisco ha agregado que tras conocer esa tragedia sintió que tenía que viajar a esa isla, la más meridional de Italia y situada a 113 kilómetros de la costas africanas, lo que ha hecho hoy, “para realizar este gesto de cercanía y también para despertar nuestras conciencias, para que lo ocurrido no se repita más”.
El argentino Bergoglio ha denunciado que el hombre actual está “desorientado, no está atento al mundo en el que vive, no cuida y no custodia lo que Dios ha creado para nosotros, ni siquiera cuidamos los unos de los otros”. “Y cuando ese desorientación asume las dimensiones del mundo, se producen tragedias como esa”.
Hay que llorar
El Pontífice, echando mano de la obra del escritor español Lope de Vega ‘Fuente Ovejuna’, en la que todo el pueblo de esa localidad cordobesa se adjudica la muerte del gobernador, ha dicho que hoy “todos los hombres y ninguno” se hacen responsables de las tragedias de la inmigración.
“¿Quien es el responsable de la sangre de estos hermanos y hermanas. Ninguno. Todos respondemos: yo no he sido, yo no tengo nada que ver, serán otros, pero yo no. Hoy nadie se siente responsable de estos, hemos perdido el sentido de la responsabilidad fraterna, hemos caído en el comportamiento hipócrita”, ha denunciado.
Francisco ha agregado que la cultura del bienestar, “que nos lleva a pensar en nosotros mismos, nos hace insensibles al grito de los otros, nos hace vivir en una pompa de jabón, que son bonitas, pero no son nada más, son la ilusión de los fútil, de lo provisional, que lleva a la indiferencia hacia los otros, lleva a la globalización de la indiferencia”.
“Nos hemos acostumbrados al sufrimiento de los otros, no nos afecta, no nos interesa, no es cosa nuestra”, ha dicho el Papa, que ha añadido que, sin embargo, la globalización de la indiferencia nos hace a todos innombrables, responsables sin nombre y sin cara”.
Bergoglio ha manifestado que la sociedad actual se ha convertido en una sociedad que ha olvidado llorar, llorar por las personas que han muerto en las barcas hundidas en el mar, por las madres que llevaban a sus hijos. “Pidamos al Señor que nos de la gracia de llorar por nuestra indiferencia, por la crueldad que hay en el mundo, en nosotros y en aquellos que en el anonimato toman decisiones socio económicas a nivel mundial que abren el camino a dramas como estos”, ha afirmado.
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