España: fueron asesinados por odio a la fe

Este mediodía ha tenido lugar en Tarragona la solemne beatificación de 522 mártires de la persecución religiosa en España en el siglo XX. Ha sido la beatificación más numerosa que se ha realizado en este país.

Ante miles y de cristianos venidos de todo el territorio nacional, e incluso de extranjero, el cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, presidió la celebración en nombre del Santo Padre Francisco y pronunció una emotiva homilía en la que ha destacado entre otras cosas que “hoy recordamos con gratitud su sacrificio, que es la manifestación concreta de la civilización del amor predicada por Jesús”, en la que los mártires “no se han avergonzado del Evangelio, sino que han permanecido fieles a Cristo”.

La niebla diabólica de una ideología
El cardenal recordó la situación histórica en la que se dio el martirio: “En el periodo oscuro de la hostilidad anticatólica de los años 30, vuestra noble nación fue envuelta en la niebla diabólica de una ideología, que anuló a millares y millares de ciudadanos pacíficos, incendiando iglesias y símbolos religiosos, cerrando conventos y escuelas católicas, destruyendo parte de vuestro precioso patrimonio artístico”.

No se trataba de hombres y mujeres armados, “no fueron caídos de la guerra civil, sino víctimas de una radical persecución religiosa, que se proponía el exterminio programado de la Iglesia… Eran hombres y mujeres pacíficos. Fueron matados por odio a la fe, solo porque eran católicos, porque eran sacerdotes, porque eran seminaristas, porque eran religiosos, porque eran religiosas, porque creían en Dios, porque tenían a Jesús como único tesoro, más querido que la propia vida”.

El representante papal explicó que los mártires: “No odiaban a nadie, amaban a todos, hacían el bien a todos. Su apostolado era la catequesis en las parroquias, la enseñanza en las escuelas, el cuidado de los enfermos, la caridad con los pobres, la asistencia a los ancianos y a los marginados”.

Y aclaró: “A la atrocidad de los perseguidores, no respondieron con la rebelión o con las armas, sino con la mansedumbre de los fuertes”.

La Iglesia no busca culpables
El cardenal se preguntó el por qué la Iglesia realiza las beatificaciones. “La respuesta es sencilla, explica: la Iglesia no quiere olvidar a estos sus hijos valientes. La Iglesia los honra con culto público, para que su intercesión obtenga del Señor una lluvia beneficiosa de gracias espirituales y temporales en toda España. La Iglesia, casa del perdón, no busca culpables. Quiere glorificar a estos testigos heroicos del evangelio de la caridad, porque merecen admiración e imitación”.

Llamados al perdón…
El mensaje que nos dejan los mártires es doble: “Ante todo nos invitan a perdonar… Estamos llamados pues al gozo del perdón, a eliminar de la mente y del corazón la tristeza del rencor y del odio… La celebración de hoy sea pues la fiesta de la reconciliación, del perdón dado y recibido, el triunfo del Señor de la paz”.

… y a la conversión, incluso de los perseguidores
El segundo mensaje es “el de la conversión del corazón a la bondad y a la misericordia. Todos estamos invitados a convertirnos al bien, no sólo quien se declara cristiano sino también quien no lo es. La Iglesia invita también a los perseguidores a no temer la conversión, a no tener miedo del bien, a rechazar el mal. El Señor es padre bueno que perdona y acoge con los brazos abiertos a sus hijos alejados por los caminos del mal y del pecado”.

“El perdón lleva la paz a los corazones, la conversión crea fraternidad con los demás”, concluyó el Cardenal Amato.