La invasión de Irak por EE. UU. y sus aliados, y los dólares pagados por los contribuyentes derivaron en nada y tan solo sirvieron para convertir al país árabe en una zona en la que reina la inseguridad a todos los niveles.
Esta vez nuevos informes revelan que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha encubierto las consecuencias del uso de uranio empobrecido durante la invasión de Irak.
El informe ha sido revelado por varios extrabajadores del organismo internacional, citados por el diario británico 'The Guardian' en su edición del domingo, que además resaltaron que el informe publicado el mes pasado por la OMS desestima el impacto de las acciones de las tropas aliadas en el acervo (el grupo completo de alelos únicos presentes en el material genético de la totalidad de los individuos existentes en dicha población) de los iraquíes.
De igual forma, aseguraron que el reporte de este organismo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) fue escrito bajo presión política y su objetivo era ocultar las evidencias científicas de la catástrofe ambiental producida por la operación militar.
El documento presentado por el organismo internacional afirma que la tasa de trastornos congénitos y enfermedades infantiles en Irak está dentro de los límites.
"Este documento no tiene nada de índole científica. Uno de los mayores problemas metodológicos de este estudio, entre otros, es que el documento ni siquiera consideró los registros médicos de los hospitales iraquíes. Los médicos iraquíes registran una cantidad mayor de defectos congénitos que en los datos reflejados por el reporte", afirmó el doctor Keith Baverstock, un experto en el impacto de la radiación que trabajó 13 años para la OMS.
Varios estudios recientes en este país advirtieron de tasas de malformaciones congénitas preocupantes en zonas en las que los soldados estadounidenses, británicos y otras fuerzas de la coalición lanzaron munición altamente tóxica.
De acuerdo con las cifras de Iraq Body Count (IBC, Irak, Recuento de Cadáveres), 112 mil civiles muertos son el luctuoso resultado de una década de derramamiento de sangre en Irak, desde que Estados Unidos invadiera el país en 2003 so pretexto de destruir unas armas de destrucción masiva que nunca fueron halladas, pero que, sin embargo, sirvió para convertir a la nación árabe en un montón de basura tóxica: fósforo blanco, uranio empobrecido, residuos de bombas termobáricas...
En tales circunstancias, muchas mujeres dan a luz a bebes con malformaciones, sufren abortos involuntarios o incluso evitan tener hijos, algo inusual para las regiones rurales y pobres de Irak.
Además, varios estudios realizados a nivel nacional en el país árabe han descubierto más de cuarenta lugares con altos niveles de radiación y dioxinas. Las zonas más afectadas son la ciudad sureña de Basora y la de Faluya, a unos 50 km. al oeste de Bagdad (capital). Faluya fue invadida por las tropas de Estados Unidos en 2004, mientras que Basora por las fuerzas británicas en 2003.
Un estudio realizado en julio de 2010 reveló que el alto número de mortalidad infantil, cáncer y leucemia registrado en Faluya, intensamente bombardeada por las fuerzas extranjeras durante la ocupación estadounidense, superaba las cifras presentadas por los supervivientes de la tragedia atómica de Hiroshima y Nagasaki (Japón) en 1945.
La guerra de Irak comenzó el 20 de marzo de 2003 y finalizó el 18 de diciembre de 2011, después de que Estados Unidos, con el apoyo del Reino Unido y otros países occidentales, invadiera el país bajo el pretexto infundado de que el régimen del exdictador iraquí Saddam Husein poseía armas de destrucción masiva; no obstante, el único resultado que tuvo este aventurismo armado fue la muerte de cientos de miles de civiles.
