El Israel Biblico


Desde junio de 1967, Jerusalén vieja está en manos de los judíos, sus legítimos poseedores; y desde el principio, este no fue asunto de hombres, de razones o alegaciones en ningún sentido, ni tampoco asunto de controversias, disputas o fuerza impositiva humanas. Ha sido este, un asunto proveniente del Trono de los Cielos, y dictado desde allí.
Después asignada a la tribu de Benjamín (Jos. 18: 28), Dios dispuso que Jerusalén, la ciudad del gran Rey (Mt. 5: 35; S. 48: 2), fuera para siempre la capital de Israel (2 Cr. 6: 6; S. 135: 21), así como será la capital en el Reino Milenial, y todas la naciones que sobrevivirán, y las familias de la tierra, deberán subir de año en año a Jerusalén a adorar al Rey, a Jehová de los ejércitos (Zac. 14: 16, 17)
De la misma manera que Dios quiso que Jerusalén fuera la capital de Israel, y que sea la capital del mundo en el Milenio, también Dios prometió un territorio específico a los judíos, el Eretz Israel, desde el principio. Así pues, la tierra de Canaán iba a ser la herencia de Israel por siempre, y de parte de Dios.
Extrato: Miguel Rosell Carrillo, pastor