Solo un mes después de acabar las últimas maniobras militares en el Estrecho de Ormuz, Teherán vuelve a iniciar una nueva etapa de ejercicios marítimos en la zona. En las celebraciones dedicadas al 33 aniversario de la Revolución Islámica, que empezaron el 1 de febrero y durarán hasta el día 11, Teherán se compromete a lanzar misiles de crucero de producción propia. En cuanto a las maniobras de buques de guerra, las autoridades informan de que tienen planeado para ellas un período más largo, de un mes.
Actualmente en las cercanías del Estrecho de Ormuz, la vía por donde circula entre un 35% y un 40% del crudo mundial, hay apostadas fuerzas de EE. UU., el Reino Unido y Francia. Se trata de la flota norteamericana encabezada por el portaaviones de propulsión nuclear USS Abraham Lincoln, el portaaviones francés Charles de Gaulle y dos naves de guerra británicas. También en la región del Golfo Pérsico está presente otro grupo de buques de guerra encabezado por el portaaviones Carl Vinson.
Se espera que más tarde también lleguen el portaaviones Enterprise, el submarino nuclear USS Annapolis y el destructor USS Momsen, los dos últimos equipados con sistemas de lanzamiento de misiles de crucero Tomahawk. Se informa, además, de un plan de instalar una gran base naval en el viejo buque de guerra Ponce, que podría situarse en el Golfo Pérsico y servirá para albergar barcos pequeños de alta velocidad y helicópteros.
En varias ocasiones Irán recurrió a advertir que cerraría el Estrecho de Ormuz si las sanciones impuestas contra él por Occidente no le dejan otra salida. En las maniobras de enero sus naves realizaron un detallado simulacro de bloqueo. EE. UU. y sus aliados, por su parte, comunican que jamás permitirán el cierre de la zona.
Mientras tanto, el presidente iraní, Mahmoud Ahmadineyad, acentúa que el objetivo de Irán ahora es reforzar su defensa. Con lo cual detalla que, a pesar de las sanciones económicas internacionales y el embargo petrolero desde el mes de julio, el presupuesto militar del país será aumentado en un 127%. Sin embargo, la idea de que Irán podría lanzar un ataque contra EE. UU. es absurda, insiste el analista político Adrián Salbuchi. Según este, el temor de que Irán representa un peligro para otros países radica únicamente en la guerra de información librada por los países occidentales. "Irán hace un siglo que no ataca a nadie", comentó el analista a RT.