La instalación en Chile de una base de entrenamiento militar, financiada por el Comando Sur de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, ha generado aquí fuerte preocupación en organizaciones defensoras de los derechos humanos.
El polémico recinto fue inaugurado el pasado 5 de abril en el Fuerte Aguayo de la comuna de Concón, región de Valparaíso, a unos 130 kilómetros al noroeste de esta capital, en el contexto del ejercicio anual de los "cascos azules" de la ONU.
La puesta en marcha de la base fue considerada como una nueva expresión del intervencionismo de Washington en la región.
Esta es la política intervencionista del gobierno estadounidense, que viene a hacer la política de la Escuela de Las Américas, que es la metodología que ha mantenido en Latinoamérica al instalar bases militares, denunció Alicia Lira, presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos.
"Sabemos que donde Estados Unidos interviene con esta práctica militarista, invasora, hay que preocuparse", enfatizó.
En tal sentido, Lira rememoró el golpe militar en Chile en 1973, el cual, acotó, fue gestado y financiado por Estados Unidos.
Asimismo el diputado del Partido Comunista Hugo Gutiérrez, integrante de la comisión de Derechos Humanos de la Cámara baja, expresó su preocupación por el entrenamiento con técnicas militares de las fuerzas policiales chilenas, lo que opinó podría conducir a un aumento de la represión de las protestas sociales.
Tras la inauguración de la base militar, construida con el aporte de más de 500 millones de dólares pagados por el Comando Sur estadounidense, la Comisión Etica contra la Tortura en Chile llamó a que las Fuerzas Armadas preserven como misión el resguardo de la soberanía nacional. Constituye una traición a la Patria su subordinación a los dictámenes del Ejército norteamericano, cuyas acciones devastadoras han sido padecidas por la humanidad a lo largo de la historia y particularmente por Chile, luego del golpe de Estado, señaló en un comunicado esa institución.