La Iglesia de Friburgo da un paso adelante y permite el acceso a los sacramentos de los divorciados. El arzobispo Robert Zollitsch ha enviado una circular a las diócesis en la que indica que la Iglesia tiene que ser capaz de acoger a estas personas.
Desde hace siglos, la Iglesia católica considera a los divorciados personas que viven en pecado.
"Queremos abrir la puerta a quien tiene sobre sus hombros un matrimonio fallido y ha comenzado otra vida sentimental", ha dicho Zollitsch. El decano de los obispos alemanes abunda en esta iniciativa asegurando que estas personas se sienten excluidas de la Iglesia y sufren profundamente.
Sin el visto bueno del papa
En Alemania, más de la mitad de los matrimonios terminan en divorcio. Hace unos años, los obispos alemanes intentaron adoptar esta medida que fue retirada tras la severa crítica que recibió por parte de Benedicto XVI.
Hace unas semanas, el papa Francisco decía textualmente, hay que acompañar con misericordia a los divorciados. Los prelados alemanes han visto en estas palabras la señal para dar un paso al frente.
Sin embargo, la iniciativa ha causado malestar en el Vaticano porque ninguna medida de este tipo se puede adoptar sin contar con el consenso del papa.
