Segunda condición: guardar los mandamientos, sobre todo el de la caridad.

En esto sabemos que le conocemos: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: Yo le conozco y no guarda sus mandamientos es un mentiroso y la verdad no está en él. 

Pero quien guarda su palabra, ciertamente en él el amor de Dios ha llegado a su plenitud.
En esto conocemos que estamos en él. Quien dice que permanece en él, debe vivir como vivió él. 
Queridos, no os escribo un mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo, que tenéis desde el principio.
Este mandamiento antiguo es la palabra que habéis escuchado. Y sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo —que es verdadero en él y en vosotros—pues las tinieblas pasan y la luz verdadera brilla ya. Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano, está aún en las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. Pero quien aborrece a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas, no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.