Los incidentes siguen salpicando el noreste de Marruecos después de que un grupo de manifestantes izara esta semana la bandera de la República del Rif, instaurada por Abdelkrim El Khatabi entre 1921 y 1926. Ocurrió en la localidad de Axdir después de que las autoridades impidieran una marcha de protesta por la detención de un activista y que iba desde Beni Bouayach hasta Alhucemas, capital de la región. Durante el acto de izado de la bandera se gritaron consignas independentistas.
Los habitantes no han dejado de presionar desde la calle. La noche del jueves al viernes ha habido nuevos altercados en Beni Buayach, como recoge la Prensa marroquí. Las Fuerzas de Seguridad se han enfrentado a los manifestantes y han llevado a cabo algunas detenciones durante una sentada de diplomados en paro, según ha denunciado a través de su correo electrónico el activista Khalid Belkaidi. Añadió que un helicóptero de los agentes llegó a sobrevolar la localidad, que estaba rodeada por tierra.
Región irredenta
Hasán II, el padre del actual rey, nunca escondió en sus cuatro décadas de reinado su desencuentro con los habitantes de una región que nunca visitó oficialmente como soberano y que como príncipe heredero bombardeó cuando su padre, el rey ohamed V, lo puso al frente del Ejército.
Mohamed VI, que ascendió al trono tras la muerte de su padre en 1999, quiso recuperar la confianza de los rifeños en la Monarquía alauí y en el poder central de Rabat rompiendo con la política de su padre. Empezó a viajar a la región y se le ha visto incluso con su moto acuática por la bahía de Alhucemas, donde el verano de 2010 protagonizó un incidente con las autoridades españolas cuando protestó después de que un helicóptero del Ejército sobrevolara su yate cuando iba de camino a entregar suministros al peñón de Alhucemas.
La cofianza plena no se ha restablecido sin embargo entre unos cuidadanos que siguen muy apegados a su turbulenta historia, tanto en la época colonial como tras la independencia de Marruecos en 1956. Bastó observar lo que ocurrió tras el terremoto en el que murieron más de 600 personas en Alhucemas y sus alrededores en febrero de 2004.
Mohamed VI prometió que iba a ir a la zona, pero tardó cuatro días en aparecer. Cuando llegó las manifestaciones de protesta en las que la población exigía ser atendida por las autoridades habían tomado ya un tinte político. Además de alimentos y techo, se escuchaban gritos en lengua rifeña (un dialecto bereber) contra el poder central y a favor de la independencia, como ha ocurrido esta misma semana.
El incidente más grave vivido en Marruecos durante las manifestaciones de la Primavera Árabe tuvo lugar precisamente en Alhucemas, donde cinco personas murieron calcinadas en el asalto a una entidad bancaria el 20 de febrero de 2011.