La radiación de Fukushima cruza el Pacífico


A poco más de un año del desastre nuclear de Fukushima, la pesadilla parece que aún esta lejos de terminar. De acuerdo con la advertencia de un equipo de científicos que analizó los mares de Japón, la radiación resultante de este desastre esta comenzando a dirigirse, vía el Océano Pacífico, hacia el Oeste. Lo anterior quiere decir que esta mancha radioactiva llegará a las costas de Estados Unidos y México, tras haber afectado decenas de islas, entre ellas Hawaii. Se calcula que en menos de un año, dependiendo de las corrientes marítimas, podría alcanzar las costas de California.

Investigadores del Woods Hole Oceanographic Institution (WHOI) analizaron en junio pasado muestras de agua y animales marinos, comprobando la presencia de radiación a una distancia de aproximadamente 300 kilómetros de la costa japonesa. De acuerdo con esta organización, los niveles de radiación son entre cientos y miles de veces mayores a lo que ordinariamente se registraría, y advirtieron:

“Lo que esto significa es que debemos de vigilar el entorno marino del Pacífico Noroeste a largo plazo.” Sobre la costa oeste de USA se han detectado ya incrementos en los niveles de radiación en marzo del año pasado debido a este tema.

A la vez, Tepco, operadora de la central de Fukushima Daiichi, epicentro de la crisis nuclear en Japón, confirmó este fin de semana la filtración al mar de cerca de 12 toneladas de agua contaminada con estroncio radiactivo, informó la televisión pública NHK.

Los trabajadores de Tokyo Electric Power descubrieron durante la madrugada la filtración del líquido contaminado, procedente de una de las tuberías conectadas al tanque en el que se almacena el agua radiactiva que sirve para enfriar los reactores.

La acumulación de miles de toneladas de agua contaminada filtrada de los reactores hacia el interior de las instalaciones de la planta es uno de los principales problemas a los que se enfrenta Tepco en Fukushima Daiichi, lo que obliga a la empresa a almacenar continuamente el líquido filtrado en contenedores especiales.

Los operarios procedieron a cerrar las válvulas de la tubería, lo que detuvo la filtración del agua radiactiva aproximadamente una hora después, detalló NHK.

La operadora de Fukushima confirmó que estima que una parte importante de las 12 toneladas de agua contaminada con estroncio altamente radiactivo se había filtrado al Océano Pacífico a través de una zanja de drenaje que comunica la planta con el mar.

Además, el pasado 26 de marzo, la empresa informó también de un escape en el sistema de circulación de agua de los reactores 1, 2 y 3 de la central, que provocó que unos 80 litros de agua contaminada con estroncio se filtraran al océano.

Para paliar los posibles escapes y sus consecuencias en el mar, Tepco anunció el pasado febrero que cubrirá con cemento el lecho marino en torno a la planta para prevenir la propagación de sustancias radiactivas.

Con la operación, la eléctrica pretende cubrir el lecho marino, a 6 metros de profundidad, con una capa de 60 centímetros de cemento para evitar que el barro y la arena contaminada en torno a la central se expandan durante un periodo aproximado de unos 50 años.

Desde el inicio de la crisis nuclear, tras el terremoto del 11 de marzo, las autoridades realizan pruebas para analizar el impacto del accidente en la vida marina cerca de la central, ya que se estima que entre el 21 de marzo y el 30 de abril la planta pudo verter al mar unos 15.000 terabecquereles de cesio y yodo radiactivo.

El accidente en la central nuclear de Fukushima Daiichi, el peor desde Chernóbil, supuso la evacuación de unas 80.000 personas y ha afectado gravemente a la agricultura, la ganadería y la pesca local.

Radiación en Tokio

Las evacuaciones por los sucesos de Fukushima rondan las cien mil personas, pero el efecto multiplicador de la radiación en todo el territorio japonés no tiene límites.

Muestras tomadas al azar en suelos de la capital japonesa contienen niveles de radiación que en USA se considerarían como residuos radiactivos.

Mientras viajaba por Japón, el ingeniero nuclear Arnie Gundersen (Especialista en jefe consultor de Fairewinds Associates, ex nuclear ejecutivo de la industria de fisión y testigo opinante del accidente nuclear de Three Mile Island, Pensilvania), tomó muestras del suelo de Tokio en parques públicos, en parques infantiles, en jardines y azoteas de edificios, descubriendo que contenían niveles de radiación que en Estados Unidos se considerarían como residuos radiactivos.

Una de las últimas conferencias de la Autoridad Regulatoria Nuclear (NRC) en Washington, DC, produjo afirmaciones que ya habían sido denunciadas por el activismo antinuclear; se trata del coste beneficio de esta energía que jamás tuvo en cuenta evacuaciones masivas. El foro de la NRC admitió que el caso japonés de Fukushima, de haberse producido en los Estados Unidos, obligaría a desembolsar fácilmente un billón de dólares por gastos de evacuación. Estos valores son significativamente inferiores si los comparamos con el intento de frenar las ulteriores emisiones radiactivas. De todas maneras, la tierra contaminada sería inhabitable por centurias.

Este nivel de contaminación está siendo descubierto en todo Japón, pero Tokio es la ciudad más poblada del mundo, catorce mil personas por kilómetro cuadrado, casi dos veces más que Nueva York y se halla a menos de doscientos kilómetros del imparable foco radiactivo de Fukushima Daiichi, complejo nucleoeléctrico donde colapsaron varios reactores de fisión nuclear debido a la nada sorprendente combinación de terremoto y tsunami.

La Autoridad Regulatoria Nuclear de USA produjo varios informes en cada una de las conferencias sobre el caso japonés. El pasado 13 de marzo expuso ante esa comisión el físico Arnie Gundersen, de Fairewinds, con datos escalofriantes: "No intenté buscar el punto más alto de radiación, dijo, sino que lo hice al azar; introduje en cinco bolsas de plástico muestras del suelo de Tokio, de una grieta de la acera, de un parque infantil previamente descontaminado, un poco de musgo de la banquina del camino, de la azotea de un edificio y al cruzar la calle en el centro judicial de la capital japonesa. Llevé las muestras a Estados Unidos -explicó el ingeniero nuclear Gundersen- y el laboratorio determinó que todas las muestras serían calificadas como residuos radiactivos en los Estados Unidos y enviadas a Texas para su gestión como desecho nuclear."
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