¡Misterio! Un equipo de científicos estadounidenses y europeos descubrió en la Antártida tres pirámides antiguas, de origen desconocido. ¿Egipcios extraviados, extraterrestres? No sabemos, pero los invitamos a ver las fotos.
El descubrimiento es revelador: pirámides bajo la nieve. Según los investigadores, a dos de dichas pirámides las descubrieron 16 kilómetros tierra adentro, mientras que la tercero estaba en la costa. La primera teoría que se barajó es que, siglos atrás, el continente helado era lo suficientemente caliente como para haber hospedado a una antigua civilización. Pero, la verdad, es que poco se sabe más allá de las fotos, y aún las mismas invitan a dudar. ¿Pero si fuera cierto?
El gran debate que ha despertado el hallazgo es si las pirámides son construcciones artificiales o naturales. El resto – los motivos iniciales de la expedición, o si hubo viajes posteriores – es una niebla de silencio.
Pero no es el primer descubrimiento reciente que ofrece la Antártida: en 2009, climatólogos encontraron allí partículas de polen, lo cual condujo a pensar que tal vez hubo alguna vez árboles de palma en el continente de hielo; esto a su vez invita a pensar que alguna vez hubo temperaturas veraniegas, mayores a 21 grados. En 2012, científicos del Instituto de Investigación del Desierto de Nevada identificaron 32 especies de bacterias en muestras tomadas en el Lago Vida, en la Antártida oriental.
Volviendo a las pirámides, muchos egiptólogos sostienen que la esfinge en Egipto es más antigua de lo que se cree, y que tiene unos 10.000 años de antigüedad. La evidencia de la erosión del agua sobre la estatua cuenta una historia de cambio climático grande en unos pocos miles de años. Si esto fuera así, ¿No sería posible que también la Antártida haya cambiado su clima en poco tiempo?
Robert Bauval y Adrian Gilbert sostienen que existe una correlación entre el lugar donde fueron construidas las pirámides de Gizeh y la ubicación de tres estrellas de la constelación de Orión. A su vez, Graham Hancock, en su libro Las Huellas de los Dioses, afirma que todas las culturas de la humanidad construían pirámides, y que las mismas contienen configuraciones astronómicas evidentes. Tomando a la gran esfinge de Egipto, a los templos de Tiahuanaco, a las líneas de Nazca y a las pirámides del Sol y la Luna de México, el erudito sugiere la existencia de un pueblo de inteligencia superior que unificaba a esas culturas, cuyas huellas fueron eliminadas a causa de un desastre de enormes proporciones.
Hancock sugiere que las coincidencias entre culturas tan alejadas revela la existencia de seres con conocimientos técnicos y culturales avanzados, y cita como ejemplo el avance en paralelo que se da en agricultura en diferentes regiones del orbe: en al menos seis zonas del mundo (Centro y Sur América, la Media Luna Fértil, África Central, China Oriental y el Sudeste Asiático) se empieza a trabajar la tierra en simultáneo, y de modos similares.
Lo cierto es que tanto el Ártico como la Antártida se están derritiendo; es decir, el clima está cambiando. Y allí aparecen pirámides, que parecen creaciones humanas. ¿Y si lo fueran? ¿Y si debajo de tanta nieve aparece los vestigios de una civilización olvidada? ¿Qué gran revelación se avecina?
Aquí un video de la cadena italiana Rai, con más detalles sobre el hallazgo: