El enfrentamiento por el control de una iglesia entre la minoría ortodoxa griega y las autoridades en el sur de Albania ha tensado las relaciones entre Atenas y Tirana.
Durante la pasada noche, guardias de seguridad privada retomaron el control de la iglesia de Santa María de Përmet (Albania) después de que ayer un grupo de fieles ortodoxos, liderados por sacerdotes, derribaran las vallas y ocuparan la iglesia en protesta por una decisión judicial que ha establecido que la propiedad del edificio es del Ayuntamiento y no de la Iglesia Ortodoxa.
En los enfrentamientos entre religiosos y guardias, dos personas resultaron heridas por arma blanca.
Tras una condena del Ministerio de Exteriores griego efectuada ayer, hoy el eurodiputado conservador heleno Yorgos Kumutsakos hizo una pregunta dirigida a la Comisión Europea en la que pide explicaciones al respecto y exige una condena de "estos episodios vergonzosos e inaceptables".
Además, el eurodiputado griego cuestiona el respeto a los derechos humanos y religiosos en Albania, un país que pretende recibir el estatus de candidato a la adhesión a la Unión Europea.
Varios partidos griegos han criticado duramente la situación de el sur de Albania exigiendo al Gobierno de Tirana que proteja los intereses de la minoría griega.
"El Gobierno de Albania tiene que entender que la tolerancia hacia el creciente nacionalismo fanático y hacia la violación de derechos humanos y religiosos no beneficia ni a la perspectiva europea de Albania ni a las relaciones grecoalbanesas", afirmó hoy en un comunicado el partido centroizquierdista Dimar, que también exigió la "detención y castigo" de los protagonistas de ataques a los griegos ortodoxos y al Consulado de Grecia en Gjirokastra, también sucedido ayer.
El partido neonazi griego Amanecer Dorado exigió al Gobierno de Atenas tomar represalias y "expulsar a todos inmigrantes albaneses" de territorio heleno.
De hecho, una periodista y un cámara de la televisión albanesa News 24 fueron detenidos hoy por la policía griega en el paso fronterizo de Kapshtice, aunque posteriormente fueron liberados después de que se borrasen las grabaciones que habían tomado.
Los informadores albaneses habían grabado imágenes y declaraciones de emigrantes albaneses que se quejaban del trato de los policías helenos y aseguraban que se les había insultado y amenazado con no dejarles entrar en territorio griego por haber "arrebatado una iglesia" a la minoría grecoortodoxa de Albania.
Por su parte, un portavoz de la oficina del primer ministro saliente de Albania, Sali Berisha, condenó hoy en un comunicado de prensa "la inaceptable y absurda intervención de las autoridades griegas en los asuntos internos" de su país y aseguró que la apropiación de la iglesia por parte del Ayuntamiento de Përmet se hizo en base a una decisión judicial.
Además criticó la actuación "ofensiva" de los guardias de seguridad privada y también la postura "errónea" de "algunos" clérigos y fieles ortodoxos.
El Ministerio de Exteriores albanés, además, ha pedido a sus homólogos helenos que analicen la situación "con calma" y negó que se hubiese atacado el Consulado griego, alegando que se trató de una piedra que saltó accidentalmente por acción del "neumático" de un vehículo.
Përmet es conocida por ser una localidad tranquila, en la que conviven griegos ortodoxos y musulmanes de fe bektashí (conocida por su heterodoxia y tolerancia), pero el conflicto por la propiedad de la iglesia de Santa María parece amenazar con romper esta convivencia.
La Iglesia Ortodoxa reclama que se le devuelva el edificio, construido como Palacio de Cultura por el régimen comunista en 1967 sobre una Iglesia del siglo XVII, pero el Tribunal Constitucional de Albania declaró en 2002 que el lugar es propiedad del Ayuntamiento.
Desde entonces el Ayuntamiento ha tratado de ejecutar la decisión judicial y tomar posesión de la iglesia, algo impedido por la oposición de los ortodoxos.
El viernes y ayer lunes se produjeron enfrentamientos y hoy la seguridad privada ha acordonado el edificio y está cegando las ventanas con ladrillos, según mostraron los medios.
"El problema principal no es el asunto del edificio, sino la manera en que los guardias de seguridad privada destruyeron y tiraron abajo los iconos, la mesa santa y los libros sagrados, sin ninguna sensibilidad . De esa forma humillaron a los fieles y su creencia en Dios", explicó hoy el portavoz de la Iglesia Ortodoxa de Albania, Thoma Dhima, en declaraciones a Efe.
"Espero que la solución venga de la política y a través del diálogo y el compromiso", afirmó Dhima.
El primer teniente de alcalde de Përmet, Vasil Pano, dijo a la televisión albanesa A1 Report que la situación hoy se presentaba en calma y ha invitado a los sacerdotes ortodoxos a una reunión con el Ayuntamiento para solucionar el conflicto, aunque Dhima exige que se involucren las altas autoridades del país.
El Grupo Albanés de Derechos Humanos, en un comunicado, ha condenado la violencia y ha advertido de que la actitud agresiva hacia las instituciones ortodoxas puede dañar la armonía religiosa.