¿Jesús afirmó ser Dios? - Parte 02

Un Dios

La Biblia revela a Dios como el Creador del universo. Él es infinito, eterno, todopoderoso, omnisciente, personal, recto, amoroso, justo, y santo. Él nos creó a nosotros a Su imagen, y para Su satisfacción. De acuerdo con la Biblia, Dios nos hizo para tener una relación eterna con él mismo.

Cuando Dios hablo a Moisés en la zarza ardiente 1500 años antes de Cristo, él reafirmó que Él es el único Dios.
Dios le dijo a Moisés que Su nombre es Yahvé, (YO SOY). (La mayoría de nosotros estamos más familiarizados con la traducción en español, Jehová o Señor.) Desde ese tiempo, la escritura fundacional (Shema) para el judaísmo ha sido:
“Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor.” (Deuteronomio 6:4)
Es en este mundo de creencias monoteístas que Jesús entró, ministró, y comenzó a hacer sus afirmaciones que pasmaban a todos los que oían. Y de acuerdo con Ray Stedman, Jesús es el tema central de las escrituras hebreas.
“Aquí, en la forma de un viviente, un ser humano que respira, es el que satisface y cumple con todos los símbolos y profecías desde Génesis hasta Malaquías. A medida que avanzamos del Antiguo Testamento al Nuevo, encontramos que una persona, Jesús de Nazaret, es el punto focal de ambos testamentos.”
Pero si Jesús es el cumplimiento del Antiguo Testamento, sus afirmaciones deberían confirmar que “Dios es un SEÑOR,” empezando con lo que el llamo el mismo. Miremos más allá.

El Nombre sagrado de Dios.

Cuando Jesús empezó su ministerio, sus milagros y su enseñanza radical inmediatamente atrajo una gran multitud, creando un frenesí de emoción. Como su popularidad aumentó con las masas, los líderes judíos (Fariseos, Saduceos, y Escribas) empezaron a ver a Jesús como una amenaza. De repente ellos empezaron a buscar maneras de tenderle una trampa.
Un día Jesús estaba debatiendo con algunos Fariseos en el templo, cuando de repente él les dijo que él es “la luz del mundo.” Es casi extraño de imaginar la escena, cuando un carpintero viajando por las tierras bajas de Galilea les dice a estos doctorados en religión que él es “la luz del mundo” Creyendo que Yahvé es la luz del mundo, ellos indignados respondieron:
“Tú das testimonio de ti mismo; tu testimonio no es verdadero.” (Juan 8:13)
Entonces Jesús les dijo que, 2000 años antes, Abraham lo había previsto a él. Su respuesta fue increíble:
“Por esto los judíos le dijeron: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?” (Juan 8:57)
Entonces Jesús los impresiono aún más:
“Ciertamente les aseguro que, antes de que Abraham naciera, ¡yo soy!” (Juan 8:58)
De la nada, este carpintero inconformista sin ningún título en religión afirmaba la existencia eterna. Además, él había usado el título de YO SOY (ego eimi), ¡el nombre sagrado de Dios para SI mismo! Estos expertos religiosos vivieron y respiraron las escrituras del Antiguo Testamento declarando solo a Yahvé como Dios. Ellos sabían lo que las escrituras hablan a través de Isaías:
Antes de mí no hubo ningún otro dios, ni habrá ninguno después de mí. Yo, yo soy el Señor, fuera de mí no hay ningún otro salvador. (Isaías 43:10—11 NVI)
Desde que la pena por blasfemia era la muerte a pedradas, los líderes judíos con ira recogieron las piedras para matar a Jesús. Ellos pensaron que Jesús se estaba llamando a si mismo, “Dios”. En ese punto Jesús podría haber dicho, “¡Espere!” Ustedes me malentendieron—Yo no soy Yahvé.” Pero Jesús no alteró su declaración, aún al riesgo de ser matado.
Lewis explica la ira de ellos:
“El dice… ‘Yo soy engendrado del único Dios, antes de que Abraham fuera, Yo soy,’ y recuerde lo que las palabras ‘Yo soy’ eran en hebreo. Ellas eran el nombre de Dios, el cual no debe ser pronunciado por ningún ser humano, el nombre que era muerte al pronunciar.”.
Algunos pueden argumentar que se trataba de un caso insólito. Pero Jesús también uso “YO SOY” para si mismo en otras varias ocasiones. Veamos algunas de ellas, tratando de imaginar nuestra reacción al oír las afirmaciones radicales de Jesús:
“Yo soy la luz del mundo” (Juan 8:12)
“Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6)
“Yo soy el único camino al Padre” (Juan 14:6)
“Yo soy la resurrección y la vida” (Juan 11:25)
“Yo soy el Buen Pastor” (Juan 10:11)
“Yo soy la puerta” (Juan 10:9)
“Yo soy el pan vivo” (Juan 6:51)
“Yo soy la vid verdadera” (Juan 15:1)
“Yo soy el Alfa y el Omega” (Apoc 1:7-8)
Como observa Lewis, si estas afirmaciones no fueran hechas por Dios mismo, Jesús hubiera sido estimado un loco. Pero lo que hizo a Jesús creíble para aquellos que le escuchaban fueron los milagros creativos que realizó, y su sabia autoridad enseñando.
Y-Jesús