En la jornada del lunes, cientos de cristianos salieron a las calles de Peshawar para hacer pública su protesta y malestar ante el atentado suicida en la iglesia de Todos los Santos, en el que fallecieron cerca de 90 personas, mientras otro centenar permanecen heridos.
El ataque suicida ocurrió cuando los fieles comenzaban a salir del culto para recibir una ayuda alimentaria que se reparte cada domingo en el atrio. Una rama talibán del país se atribuyó el ataque, diciendo además que continuarían los ataques contra no musulmanes hasta que Estados Unidos suspenda sus ataques con drones en una remota zona del país.
El atentado ha provocado críticas hacia el Gobierno, por su intención de lograr acuerdos con grupos extremistas islámicos, para poner fin así a los brotes de violencia que desde hace más de una década asolan el país.
“¿De qué diálogo hablan? Paz con aquellos que matan a personas inocentes”, dijo Paul Bhatti, líder de la Alianza de Todas las Minorías Paquistaníes, cuyo hermano, un ministro federal, falleció a tiros por un extremista islámico en el 2011.
“Ellos no desean diálogo”, dijo Bhatti, “no quieren paz”. “Nuestro Estado y nuestras agencias de inteligencia son tan débiles que cualquiera puede matar a cualquiera en cualquier momento”, dijo Bhatti.
El atentado llegó en un ambiente tenso político, por las intenciones del gobierno por negociar. “El diálogo no puede funcionar", dice el analista y escritor Razá Rumi, director de uno los principales centros de estudio político del país. “Esta matanza y el asesinato hace una semana de dos altos cargos del Ejército en el norte del país muestran que los radicales no tienen ninguna intención de negociar, por lo que un hipotético proceso de conversaciones no tiene ningún futuro”, razonó Rumi.
Los manifestantes cristianos bloquearon calles y carreteras en todo el país para protestar contra el ataque. En una de las principales carreteras hacia Islamabad, la capital, algunos manifestantes quemaron neumáticos, aunque no se produjeron mayores problemas.
LA PEOR MATANZA
Las cifras de muertos se acercan ya al centenar, y probablemente se superarán ya que entre los heridos hay varios de gravedad. “No teníamos palabras ante el horror que teníamos delante”, explicó el director de la Liga Interconfesional de Pakistán (APIL), el cristiano Sayid Ishaq, quien visitó junto a diversas autoridades regionales a las víctimas hospitalizadas.
“No es solo un atentado contra nuestra minoría, sino también contra la humanidad de este país”, dijo Ishaq, quien calificó la situación tras el ataque “como la peor sufrida hasta ahora por los cristianos paquistaníes”.
En Peshawar las manifestaciones han congregado a varios centenares de personas, algunas de las cuales han lanzado pedradas contra los ventanales del hospital Lady Reading, donde se encuentra el grueso de los heridos por el atentado.
Según medios locales, los manifestantes alegan que la falta de personal sanitario en ese y otros centros de la ciudad provocó la muerte de numerosos heridos.
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